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La abeja obrera: Seguir siendo mujer al hacer la revolución [1] Uno de los más vergonzosos errores de las y los ex marxistas, desertantes y resentidos autodenominados desde la conciencia intelectual como “maduros” es la ligereza de asumir al marxismo casi como sinónimo de machismo. Cuando una mujer feminista se define como marxista no faltan las feministas que la condenan como traidora, eurocéntrica o trasnochada; de la misma manera, cuando una marxista se define como feminista, no faltan los camaradas que la acusen de revisionista, posmoderna o pequebú. En efecto, durante el siglo XX se han construido fronteras falaces a causa de la enajenación generada por el mal manejo de las teorías que son en sí mismas libertarias. El ocaso del siglo XX ha ignorado que Marx y Engels ya en el Manifiesto Comunista evidenciaron que el modo de producción capitalista dejaba la peor plaza en la sociedad a las mujeres, incluso en el hogar. Lenin lo tenía presente, sus camaradas más entrañable